domingo, 31 de octubre de 2010

El compañerismo

El compañerismo es sumamente importante en la vida del cristiano, en su crecimiento y en su desarrollo. Na a muchas personas les gusta compartir, muchos son más bien como una especia de "llaneros solitarios", no les agrada compartir o pasar un tiempo con otras personas, viven en un aislamiento total respecto al compartir con otros.

Jesucristo mismo pasaba tiempo con sus discípulos y otras personas en compañerismo, El mismo se invitó a la casa de Zaqueo para posar en ella, compartir en la casa de Simón el leproso o el fariseo, estuvo en las bodas Caná, llegó a orar por la suegra de Pedro y después que fue sana "les servía", lo acusaban de que oía a los publicanos y que comía con ellos, estando en la casa de Mateo muchos publicanos y "pecadores" se acercaban para oirlo, y que decir del día de la celebración de la Pascua, la que comúnmente conocemos como la Santa Cena, y aún después de la resurrección comió con siete de sus discípulos junto al Mar de Tiberias y camino de Emaús dos lo invitaron a quedarse y comer con ellos.

Como vemos a Jesús le agradaba compartir con sus discípulos y con aquellas personas que se acercaban a El. Tristemente hoy día, a muchos "hombres de Dios" se les ha olvidado que esto fue lo que hizo que Jesús fuera amado por sus discípulos y seguidores, el hecho de Jesús siendo el Hijo del Rey Altísimo se humilló y se hizo hombre para estar y compañerizar con pueblo. Muchos "hombres de Dios" han creado un cerco alrededor de ellos, donde la "gente común" no se puede acercar a ellos a menos que sea con una "cita" a través de su "secretaria".

Todo pastor debe fomentar el compañerismo entre su pueblo, con actividades y simplemente con reuniones para compartir. Es en el compañerismo donde como pueblo de Dios nos conocemos y conocemos las necesidades de nuestros hermanos, donde los podemos ayudar y ellos nos pueden ayudar, donde se forman lazos que van a durar por la eternidad.

Es también de la forma en que integramos a otros a nuestro "círculo" de amigos o hermanos en Cristo, y se conviertan así en otro amigo o hermano en Cristo más. Mucha gente se sorprende que pueda tener acceso a mi persona sin necesidad de una "cita" y en el momento que lo deseen. Es de mi opinión que si Dios me llamó como Pastor, es mi trabajo y mi deber estar disponible para las "ovejas" del Señor. Recordemos las palabras que Jesús le dijo a Pedro: "me amas"... "apacienta mis ovejas". Jesús le quería recordar a Pedro que amarlo a El no es solo questión de afecto sino de entregar su vida por la misma causa que Jesús dió la suya, LAS ALMAS.

jueves, 28 de octubre de 2010

Un cambio de mentalidad

La mentalidad y el espíritu en toda Latino América es la de pobreza, es como una etiqueta que traemos desde que nacimos, pensamos que somos pobres, vivimos como pobres, hablamos como pobres, actuamos como pobres, y damos como pobres.

No es de extrañar que esta zona sea una de las más pobres del planeta. Nuestra mentalidad es que no tenemos y que siempre debemos pedir a quienes "si" tienen. Esta misma actitud esta también en las iglesia de Cristo. No hacemos más que lo necesario porque "no tenemos" los recursos que "otros" si tienen.

Es por eso que muchas personas que vienen a la iglesia, la miran como un centro beneficencia, un lugar donde sus necesidades materiales puedan ser cumplidas, la vemos como el lugar me pueden dar lo que no tengo o necesito.

El deber de cada pastor, especialmente en la zona latino americana, es cambiar la mentalidad de su iglesia, es hacerles entender que el Dios que tienen los que "si" tienen es el mismo de los que "no" tienen, que el problema radica en que siempre hemos pedido, pero nunca hemos dado.

La bendición de Dios no viene de acuerdo a la zona geográfica de donde seamos, la bendición de Dios viene en proporción a si damos o no damos. Muchos piensan y desean lo que otros tienen, pero nunca piensan cuanto han dado antes para tener lo que tienen.

Pero la bendición de Dios no solo viene por dar, también viene de acuerdo al estilo de vida que tenemos. Job era un hombre sumamente bendecido, y la Biblia nos resalta que su estilo de vida era "recto, perfecto, temeroso de Dios y apartado del mal", sin duda una vida que buscaba agradar, además la Biblia nos dice que "cada mañana" ofrecía un sacrificio a Dios. He aquí la razón de su bendición.

Una pregunta importante que debemos hacernos es: "¿Para qué quiero la bendición de Dios? Bueno, creo que lo primero que podemos responder es que la queremos para tener una "vida mejor". En mi opinión, la bendición de Dios debe ser en primer lugar para bendecir y ayudar a quienes no tienen en primer lugar la salvación de Dios y en segundo lugar a quienes menos tienen. Luego viene la parte de disfrutar nosotros de esa bendición.

Lastimosamente, muchos piensan al revés, primero quieren disfrutar y si les sobra van a dar para que el Reino de Dios se expanda y para quienes menos tienen.

Cuando llegue a la iglesia que hoy pastoreo hace algunos años, me dí a la tarea de cambiar esa forma de pensar en los hijos de Dios, hacerles entender que Dios puede bendecirnos a nosotros también, y que la bendición en nuestras vidas tiene un propósito.

Después de muchos sermones y estudios bíblicos y desde luego con la ayuda de Dios, el cambio que puedo mirar hoy es completamente grande. Mi iglesia es pequeña, no somos muchos miembros, quizás apenas llegamos a 75, pero me atrevo a decir que esta pequeña comunidad de cristianos a hechos más que muchas que tienen "miles".

Hemos enviado a dos parejas para que comiencen una nueva obra en otras ciudades, tomando nosotros la carga de pagarles los gastos de traslado y vivienda por un tiempo, además del pago de alquiler del edificio donde comenzarán a funcionar como iglesia. Desde luego el objetivo que lleguen a ser auto suficientes en cuanto al pago de sus propios gastos operativos.

Pero no solo esto, hemos enviado dinero para apoyar a nuevas obras que comenzaron en otros países como Bolivia, México, Sri Lanka, Sudáfrica, Bélice, y algunas ciudades dentro de los Estados Unidos como Chicago y San Antonio.

Además, la iglesia ha costeado los gastos para que yo pueda ir predicar campañas a otros países como Panamá, España y Argentina. Todo lo hace una pequeña iglesia que cambio su forma de ver las cosas, paso de pedir a dar.

Lo más sorprendente de esto es que son personas sencillas y trabajadoras, con empleos sencillos, la gran mayoría de ellos no son profesionales ni nada por el estilo. Simplemente cambiaron su mentalidad y Dios ha multiplicado la bendición para alcanzar a quienes no tiene esperanza.

La iglesia necesita ser retada a dar, necesitan mirar la mano de Dios sobre vidas, que confíen en El y ellos verán que Dios es bueno y que no es por zona geográfica como viene la bendición de Dios.

Yo siempre he dicho que lo peor que lo puede pasar a un cristiano y peor aún a una iglesia en caer en la comodidad. Cambien su forma de pensar y verá que todo lo demás cambiará.

martes, 26 de octubre de 2010

Mis hijas

Stephanie es la mayor de mis hijas, Josabeth la menor, ambas son sin duda el regalo más hermoso que el Señor me dio. Estas "niñas" para mi, aunque ya adolescentes son mi inspiración y el motivo por el cual trato de superarme cada día.

Los hijos de los matrimonios que sirven como pastores son una gran bendición en el hogar, no son personas que "caminan en el aire", espiritualmente hablando, simplemente son "niñas" cualquiera, se comportan como cualquier otro adolescente (lo cual a veces es difícil). No trate que las miren como las "hijas del pastor", sino más bien como personas comunes dentro de la iglesia, que tengan eso si convicciones y creencias cristianas arraigadas en sus corazones.

Estas "niñas" han atrevesado junto a nosotros los momentos más difíciles de nuestras vidas, nunca se quejaron cuando no hubo dinero ni alimento, nunca se quejaron cuando por las mismas obligaciones pastorales nos tuvimos que mudar de casa en casa, nunca se quejaron cuando no teníamos automóvil y teníamos que viajar en autobús bajo la lluvia, el sol o el frío, nunca se quejan cuando hay que asistir a la iglesia durante la semana, a veces hasta cinco o seis seguidos.

Al verlas, mi corazón se llena de inspiración y motivación para continuar, para ser un ejemplo de perseverancia para ellas, para que puedan lograr las metas y ambiciones propias. Muchos pensarán que ellas no juegan un papel importante en la vida de la familia pastoral, pero realmente son más importantes de lo que piensan. El escucharlas decir "papi te amo" o "papi, papi" es para mi y para mi esposa la razón por la cual debemos avanzar no importa qué.

En la iglesia son una gran bendición para muchos, pues siempre tienen una sonrisa y un gesto amable para todos, siempre están rodeadas de amigos y amigas con quienes compartir, colaboran en muchas tareas propias de la iglesia, si bien es cierto que no están involucradas "100%" en la obra, su aporte es importante para llevar a cabo algunas tareas.

Como padre me siento orgulloso de ellas, tienen un carácter que hemos formado, el cual les ha ayudado a tener éxito en sus estudios y en las metas que se proponen.

Que Dios bendiga grandemente a mis "princesitas".

Mi esposa

Mi esposa y yo nos conocimos en el año 1988, en la iglesia que pastoreamos, éramos jóvenes que servíamos a Dios con todo nuestro corazón. Por algunos años solo fuimos "hermanos en Cristo", nunca llegamos a pensar que algún día Dios uniría nuestra vida para un propósito.

Unos años después de conocernos, comenzó nuestra aventura como familia y como siervos del Señor. Una aventura que ha durado casi 19 años. Me dio dos preciosas niñas que son mi mayor bendición y regalo de parte de Dios. Mi esposa es sin duda una gran mujer, luchadora, de carácter fuerte y aguerrido, pero ante todo es su espíritu dadivoso lo que más resalta en ella.

Ella es una persona que siempre esta pensando como dar o como bendecir a alguien, no hay viaje que hagamos, en el cuál ella no este buscando un presente o un recuerdo para obsequiar a sus familiares o hermanos de la iglesia. Muchas personas la bendicen con dinero o cosas materiales, pero no duran mucho en sus manos, termina repartiendo lo que Dios pone en sus manos.

No pudo darme el Señor mejor persona para ser mi compañera, mi esposa es la perfecta "ayuda idónea", siempre fiel a Dios en primer lugar, a sus convicciones cristianas, a su familia, a su iglesia y al papel que Dios diseño para ella en el reino de Dios.

No sería y tendría lo que tengo de no ser por ella, mucho, por no decir casi todo lo que tenemos yo creo firmemente que se debe a ese espíritu dadivoso que tiene. A las "regañadas" que me da para que enderezca el rumbo cuando a veces sin darme cuenta estoy tomando el equivocado, a las palabras de ánimo que me levantan cuando la "batalla" se pone dura, a sus comentarios que me hacen en muchas ocasiones darme cuenta de que estaba a punto de cometer un error o tomar una mala decisión, palabras que me hacen rectificar lo hecho.

Su influencia en la iglesia es grande, lo veo en la formación de las "siervas del Señor", mujeres que están adoptando su mismo espíritu. Al trabajo en el espíritu y carácter en aquellas mujeres que golpeadas por el pecado, el mundo, la sociedad y aún por sus propios familiares vienen a nuestra iglesia. Es ella quién trabaja en ellas para levantar su espíritu, dignidad y entiendan su lugar delante de Dios como la "niña de Sus ojos".

No podría imaginarme una vida sin ella, no hay mujer perfecta para mi, para mi forma de ser, que no sea ella. Gracias doy a Dios por dármela y ponerla en mi propósito, por influir en mi vida y aún en mi personalidad y carácter.

"Baby" que Dios te bendiga por siempre, te amo con todo mi corazón (aunque nunca exprese mis emociones tan fácilmente), gracias por todo.

domingo, 24 de octubre de 2010

¿Quiénes nos rodean?

Rodearse de las personas correctas, nos llevará sin duda alguna por un buen camino. Por el contrario si quienes nos rodean son personas con una mentalidad y conducta negativa, iremos directo hacia la destrucción. Es por eso que es importante seleccionar a quienes nos rodean, su influencia sobre nuestra vida y espíritu serán determinantes para nuestro futuro.

Observando la vida de muchos hombres en la Biblia, me doy cuenta que quienes los rodeaban era personas que influyeron positivamente en sus vidas y aun en sus destinos. El apóstol Pablo nos habla de ciertas personas que fueron absolutamente una bendición para su vida. Pablo fue un hombre que por su dedicación, entrega y amor hacia la obra de Dios, se entregó a está totalmente, esto le trajo persecuciones, enemistades y ataques personales.

Fue fundamental para él, rodearse de personas que pudieran ser un apoyo y ánimo cuando él atravesará por esos momentos. Algunas de estas personas eran simplemente personas sin ningún rango espiritual o llenos de grandes habilidades o talentos, simplemente estuvieron ahí para dar ánimo a Pablo en sus viajes o misiones evangelísticas.

Algunas de estas personas fueron Onesíforo, de quién Pablo dijo "muchas veces me confortó, y no se avergonzó de mis cadenas". También estaba Epafrodito, quién para Pablo era "mi hermano y colaborador y compañero de milicia". Timoteo era otro de esos de quienes se rodeaba Pablo, el apóstol lo miraba como "verdadero hijo en la fe".

Estos eran quizás las personas más influyentes en la vida de Pablo, por el ánimo que le infundían, las batallas espirituales que peleaban y por el fruto de un gran esfuerzo y dedicación reflejado en la vida de Timoteo, quién le alegraba el corazón por su fidelidad.

viernes, 22 de octubre de 2010

Las heridas del corazón

Cuando era niño, tenía un perrito al que quería mucho, un día se escapó y fue golpeado por un vehículo, herido y chillando llego a la casa y se echó en su agonía. Al acercarme a él para tratar de ayudarlo o cuando menos hacer menos dolorosas sus heridas intento morderme. Unos minutos después murió.

De esta forma solemos comportarnos cuando estamos heridos, por dentro queremos ser libres de ese dolor, arrancarlo para siempre del corazón, quizás lo hemos llevado por años, pero de la misma manera reaccionamos con aquellos que nos quieren ayudar, los queremos "morder", pensando que ellos también nos quieren lastimar.

Las heridas del corazón son quizás una de las cosas más díficiles de sanar, su dolor esta tan fresco como si hubiera sucedido apenas ayer. Pensamos que todos los demás harán lo mismo y ponemos un escudo protector para defendernos.

Solo cuando podemos abrir nuestro corazón y "arriesgarnos" a que alguien nos ayude, podremos entonces descargar todo el dolor y sufrimiento que hemos llevado por todo ese tiempo. Sé que no es algo sencillo ni una decisión fácil, pero es la única forma de ser libres, sanar y dejarlo en el pasado.

Jesucristo nos ofrece la oportunidad de una completa sanidad interior, él dijo: "Venid a mí todos los que están cansados y trabajados y yo os haré descansar". Sus palabras están llenas de esperanza y solución.

Cuando encontramos esa relación con el Señor, podremos así encontrar esa fuente de poder sanador que necesitamos. Las heridas no cesarán, algún día en el futuro volveremos a ser heridos, pero esta vez sabremos a quién acudir.

jueves, 21 de octubre de 2010

Los errores en la vida

Unas de las cosas que más nos afectan en la vida son los errores cometidos, algunos con intención y otros quizás sin intención, pero errores al fin. Estos nos persiguen por muchos años y algunas veces los llevamos en nuestras espaldas sin poder deshacernos de ellos.

Estos errores han cambiado en algunos casos el rumbo de nuestra vida o el destino de la misma. Quisiéramos muchas veces retroceder el tiempo y poder enmendarlos, pero ya es demasiado tarde para eso. La vida no se detiene para corregirlos.

Estos errores nos han costado cosas preciosas o seres queridos, los hemos lastimado y ofendido y sus heridas todavía están ahí como un recordatorio de nuestra insensibilidad o desconsideración hacia ellos en aquel momento.

Pero la vida nos ofrece algo aún mejor y es la oportunidad de reparar o al menos tratar de sanar o rectificar lo que hemos dañado, aún nuestra propia vida.

Dios mismo nos da la oportunidad de un cambio interior para enmendar lo exterior. Su misericordia llega hasta donde no lo merecemos.

Sin embargo, hay quienes teniendo esta oportunidad no la oprovechan y vuelven a cometer errores más grandes aún que los anteriores, la oportunidad de sanar, restaurar y hasta recuperar lo que hemos dañado.

Cuantas cosas si pudiéramos o si estuviéran al alcance de nuestras manos las arreglaríamos. Cada día es una oportunidad, una puerta abierta para un nuevo comienzo, una nueva vida, no la perdamos para así en alguna medida pasar el resto de nuestros días con la conciencia y la paz que da el saber que hemos dejado atrás todo aquello que dañamos y el dolor que nos causamos a nosotros mismos.

Hoy mismo tenemos la oportunidad de reiniciar un nuevo comienzo a través de la esperanza que nos da el Señor Jesús por medio de su perdón para una sanidad interior, para luego una sanidad exterior.