De esta forma es que Dios nos mira, con compasión, de otra forma ya no tendríamos oportunidad de segundas oportunidades o una vida eterna. Nosotros los cristianos tenemos la bendición de tener dentro de nuestros corazones el "pan de vida" que es Jesús.
Si queremos realmente entender y amar a la gente debemos en primer lugar cambiar nuestra forma de verla. Mientras miremos con ojos humanos, no veremos otra cosa más que sus defectos, debilidades, carácter (algunas veces desagradable) y equivocaciones. Jesús no mira al hombre de esta manera, él nos mira con amor, ve en nosotros la oportunidad de cambiarnos y hacernos verdaderos hijos del Altísimo.
Jesucristo no miró con ojos humanos a Pedro y demás apóstoles, de lo contrario por sus "cualidades" nunca llenarían las espectativas como siervos del Señor. El más bien vio sus corazones, no vio el presente, vio su futuro, lo que él podría formar en sus vidas.
Jesús seguramente se dijo: "Si pudiera llegar a sus corazones, haría grandes cosas a través de ellos, tocaría el mundo con sus corazones transformados". Y eso fue precisamente lo que hizo, él nunca le recriminó a Pedro por ser pronto para decir cosas, decirlas sin pensar primero, no le reprochó a Tomás su incredulidad, no le dijo nada a Mateo de por qué sus amigos eran publicanos y prostitutas cuando fue a comer a su casa, no le mencionó nada a Felipe por ser tan calculador, no le dijo nada a Judás por ser ladrón y traidor.
Jesús ya sabía lo que cada uno de estos hombres eran, no tenían que decírselo, él ya lo sabía, pero él miró más que lo externo, Jesús solo creyó que un corazón transformado sería capaz de hacer inimaginables para el reino de Dios. Jesucristo miraba a los hombres con ojos de misericordia.
Nosotros los cristianos no miramos así, nosotros vemos con ojos humanos, siempre buscando errores y pecados en los demás, por pasamos gran parte de nuestra vida cristiana criticando y señalando, haciendo énfasis en lo externo. Yo como Pastor se muy bien lo que cada uno de los miembros de mi iglesia son, no tienen que decirme como es cada quién. No pongo atención a lo externo, sino me enfoco en lo interior, pienso en estrategias para llegarle al corazón de cada uno y así llegar a sus necesidades interiores para ayudarlos a cambiar, vencer y ser transformados de su estilo vida que los llevo o lleva a la destrucción.
Jesús es el pan de vida que mora en nosotros y debemos DAR de ese pan a quien lo necesita, debemos aprender a mirar con compasión, pedirle a Dios que nos de OJOS MISERICORDIOSOS para así ayudar a los "INDIGENTES ESPIRITUALES" que necesitan un poco de lo que nosotros ya tenemos, el amor de Dios, o al menos eso se supone, que tenemos ese amor en nosotros. El libro de Santiago en el capítulo 5 versículo 20 dice; "Sepa que el que haga volver al pecador del error de su camino, salvará de muerte un alma, y cubrirá multitud de pecados".
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