¿Alguna vez se ha puesto a meditar acerca de todo lo que Dios nos ha dado? Muy pocas veces quizás, por no decir que nunca. La mayoría de nosotros solo vemos transcurrir los días y disfrutar de ellos sin detenernos a pensar un poco de esos días.
Un día de estos me puse a meditar acerca de la vida y todo lo que el Señor nos ha dado, entre más pensaba y meditaba mi corazón se hacía más pequeño hasta el punto de terminar llorando en agradecimiento a Dios por habernos dado tanto por tan poco.
Pensaba en mi salvación, familia, iglesia, amigos, ministerio, bienes, etc. Por más cuentas que saqué no pude en ningún momento valorar todo lo hermoso que Dios nos ha dado. Ni por asomo estamos cerca de pagarle cada detalle que ha tenido para con nosotros, cada gesto de bondad y misericordia, cada bendición y sobre todo cada perdón.
Llegue a la conclusión de que no merezco nada, absolutamente nada de lo que tengo. Es por eso que no tengo derecho de protestar, quejarme o reclamar nada a nuestro Señor, pues estamos sobrados de las bendiciones que el Señor nos da cada día. David dijo en el Salmo 8 versículos 3 al 9: "Cuando veo tus cielos, obra de tus dedos, La luna y las estrellas que tú formaste: Digo: ¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria, Y el hijo del hombre, que lo visites? Pues le has hecho poco menor que los ángeles, Y coronástelo de gloria y de lustre. Hicístelo enseñorear de las obras de tus manos; Todo lo pusiste debajo de sus pies: Ovejas, y bueyes, todo ello; Y asimismo las bestias del campo, Las aves de los cielos, y los peces de la mar; Todo cuanto pasa por los senderos de la mar. Oh Jehová, Señor nuestro, ¡Cuán grande es tu nombre en toda la tierra!" De esta manera el Rey David meditó acerca del hombre.
No merecemos nada de parte de Dios, hemos sido, somos y seres pecadores, nuestra naturaleza así lo dicta, "quién nos librará de este cuerpo de muerte", dice la Biblia. Seamos agradecidos con Dios, no abramos nuestra boca para decir cosas que no merecemos, como digo a la congregación: "Ten cuidado cuando le pidas a Dios lo que crees merecer".
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