Una de las cosas a las que menos le prestamos atención en nuestras iglesias es a las críticas, comentarios, acusaciones, calumnias, difamaciones y no podía faltar la madre de todas estas el "chisme". Cuantos daños ha causado esto a miles de cristianos en miles de iglesias alrededor del mundo.
Quienes generalmente tienen esta práctica son aquellas personas poco comprometidas con la obra de Dios, son aquellas que miran a los toros desde la barrera, pero pocas veces se atreven a entrar a luchar con los toros. Son aquellos que tienen la "habilidad" de encontrar errores en todos, pero son inútiles en encontrar los suyos propios.
Este tipo de personas las tenemos por cientos en las iglesias cristianas, tiene un comportamiento "religioso", es decir asisten a la iglesia, se comportan como cristianos pero sus palabras y comentarios están muy lejos de representar a Cristo.
Caín era el tipo de persona que reconocía y creía en Dios, el traía ofrendas a Dios, pero en la práctica no se sometía a El, él traía las ofrendas que a él le parecían y no las que Dios pedía. Así son las personas que dañan el espíritu de otros, vienen a la iglesia, reconocen a Dios, lo alaban y hasta pasan al altar, pero en la práctica no se somenten a Dios, su lengua habla lo primero que piensan sin meditar en las consecuencias de sus palabras, profesan tener el amor de Dios, pero están muy lejor de demostrarlo.
La actitud de Caín con su hermano Abel nos demuestra este tipo conducta, cuando Dios le preguntó por su hermano, este le respondió; "¿Acaso soy yo guarda de mi hermano?" Esto demuestra un desinterés por su "hermano en Cristo", y luego simplemente lo mató sin ningún tipo de remordimiento.
Los Caín en las iglesias acaban con los Abeles quienes si buscan agradar a Dios, abedecen y se someten a Dios, y traen la ofrenda de sacrificio que Dios les demanda, estos Caines no soportan a quienes se han entregado al Señor con pasión y alma para hacer Su voluntad, por eso siempre tratan de "matar su espíritu".
No es de extrañar la gran cantidad de cristianos heridos y lastimados que andan por el mundo, muchos de los cuales fueron grandes hombres y mujeres de Dios, pero un "Caín" les destruyó su espíritu y dejaron de traer la ofrenda que sí agradaba al Señor. Dejemos de ser Caín y convirtámonos en Abel para así ayudar a edificar la iglesia de Cristo.