El Apóstol Pablo menciona mucho en sus textos acerca de la necesidad como cristianos de pelear la batalla espiritual, de luchar por las cosas que Dios nos ha dado. 1 Timoteo 6:12 - Pelea la buena batalla de la fe, echa mano de la vida eterna, a la cual asimismo fuiste llamado...
Hoy día muchos cristianos usan ese término y hasta se visten como soldados, pero su estilo de vida dista mucho de su carácter y comportamiento. Especialmente cuando vienen conflictos, situaciones difíciles y problemas a la vida. Paradójicamente hablamos de guerra, de ser luchadores, de ser vencedores, pero cuando más se necesita reflejar ese pensamiento, es cuando más débiles, cobardes e incrédulos somos.
Más bien nuestro estilo de vida refleja a los "soldaditos de juguete", que visten y tienen posiciones de un guerrero militar, pero en la vida real no son más "juguetes del enemigo", que al menor movimiento del enemigo huyen de su ministerio o llamado o aún de su iglesia o vida cristiana, y que decir de aquellos que se hacen llamar "esposos y padres", que dejan abandonada su familia porque la situación matrimonial o familiar o económica es difícil. Se esconden detrás de su "libertad" o "derechos" como hombre.
No estamos hablando de personas que no conocen a Dios, estoy hablando de "cristianos" que asisten a la iglesia constantemente, que pregonan su vida espiritual por doquier, que quieren impresionar por sus posiciones ministeriales pero no otra cosa más que cobardes que no tienen el coraje de enfrentarse al enemigo o a las dificultades familiares y vencer.
Pablo era un hombre que reflejaba totalmente lo que enseñaba y retaba en los demás, fue un hombre que nunca se rindió, peleó duramente por su llamado, sus hermanos en Cristo, su ministerio y por llevar el evangelio a los perdidos. Sus constantes azotes, encarcelamientos, acusaciones falsas y demás conflictos los venció con el poder del Señor en su corazón, pero también porque era un "verdadero guerrero", no de juguete, sino de aquellos que sangran, lloran, sufren y se levantan vez tras vez.
2 Timoteo 4:7-8 - He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida.
Esta encierra lo que fue la vida de Pablo. El nos dice que ha peleado, desde el día que fue llamado por Jesús para llevar la Palabra a los gentiles hasta ese momento cercano a la muerte. Acabo la carrera con la satisfacción de haber vencido, de haber defendido fieramente su llamado y el evangelio.
Cuanto necesitamos de estos cristianos hoy día. El pecado, la sociedad y las influencias de amigos están llevando a los cristianos a tolerar y aceptar cada día más lo que deberíamos repudiar. A rendirnos y "no meternos" en cosas que nos pueden costar sangre, dolor y sufrimiento. Preferimos mantenernos a distancia "en oración", pero no el campo de batalla, donde se es verdaderamente cristiano.
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